Hemos
llegado al final de nuestro recorrido, y éste es el último texto del blog, porque la trayectoria del Centro
Europeo de Estudios sobre Flujos Migratorios ha terminado.
La
experiencia ha valido la pena; y el bagaje resulta muy positivo. Pero han sido
muchos los desengaños, que se añaden a las decepciones personales de quien
redacta estas líneas, consciente de que en todas partes cuecen habas y de que
la sociedad en que vivimos –en México, Colombia, España, Polonia, por citar cuatro
experiencias directas- está herida de gravedad.
Sucio
el mundo de la política, lo es también el de los medios de comunicación, y el
académico y el empresarial y el de la banca y el del deporte y el artístico,
como también el literario, el de las ONGs, el médico, el sindical... Las
excepciones, muy honrosas, son cada vez menos en unos ambientes donde los
gremialismos y enchufismos campan a sus anchas.
Ante
este sombrío panorama, que consideramos irreversible en el medio plazo,
preferimos recogernos en el silencio y la reflexión para ponderar nuevas vías
para la acción intelectual y social.
Desde
aquí decimos adiós a quienes nos han acompañado en esta aventura, y agradecemos
su colaboración a las personas generosas que se implicaron en nuestro proyecto
de modo desinteresado. Muy en particular pensamos en el pequeño núcleo de
socios del Centro que, con abnegación, apoyaron nuestro trabajo sin desanimarse
por las dificultades crecientes. Los delegados del Centro en otros países y
comunidades autónomas y los responsables de nuestra web, del área jurídica y del foro “Los jóvenes y la inmigración”
merecen una especialísima mención, por su empeño ilusionado y por su dedicación
constante.
Nos
cabe la satisfacción de que uno de nuestros proyectos más queridos –el Banco
del Tiempo- ha cobrado la necesaria autonomía, tanto en Gran Canaria como en
Tenerife, como para caminar por sus propios medios, mediante la articulación de
las correspondientes Asociaciones.
Siempre
en espera de una tabla de salvación, dejamos aquí constancia de nuestra
dirección de correo electrónico (cemigras@gmail.com), en espera de un mecenazgo
desinteresado y sin fines partidistas, que permitiera la resurrección del
proyecto.