(ABC, 1 de noviembre de 2009)
De Raquel Burgos sus vecinas del barrio de Peñagrande (Madrid) sólo recuerdan que estaba esclavizada por su marido Amer Azizi, un «muyahidin» que combatió en la guerra de Bosnia, que se adiestró en campos de entramiento de Afganistán, que está buscado por la Audiencia Nacional por integrar una célula de Al Qaida en España y que huyó en 2001 ante los ojos del CNI y la Policía.
Al hablar de Raquel su nombre se convierte sinónimo de sometimiento «porque, al menos para mí, no tenía vida. Él le prohibía vivir. Está visto que, pese a sus costumbres -aceptadas por ella- ese hombre era un criminal dentro y fuera de su casa».