viernes, 8 de octubre de 2010

Manuel Ferrer. Llegan menos, pero mueren más: ¡qué bien!


Según el Gobierno español hace tiempo que estamos de enhorabuena. Suena a broma, pero lo dijeron con la misma seriedad con que quisieron quitarnos del vino y del tabaco; con el mismo convencimiento con que negaron que hubiera crisis económica; con la misma certeza con que aseguraron que se equivocan instituciones como el Fondo Monetario Internacional o el Banco de España, que -¡pobres ignorantes!- han expresado dudas sobre el espléndido futuro de la economía española.
Sí, llegan menos inmigrantes clandestinos a bordo de cayucos. Pero mueren muchos más: a fines de agosto del pasado año se contabilizaban treinta y dos muertes en las costas canarias (diez más que el año anterior por las mismas fechas).
Lo importante, sin embargo, es la eficacia de nuestros controles fronterizos y el efecto disuasorio de esas muertes. ¡Qué bien!, ¿verdad? Y qué orgullo ser gobernados por estas dignas personalidades, émulas de Santa Teresa de Calcuta y dignas de asumir papeles estelares en películas de los Hermanos Marx (por su marxismo militante, se entiende).