miércoles, 27 de abril de 2011

Carmen de Carlos. El milagro argentino de Chernóbil

(ABC, 27 de marzo de 2011)

Cuando Ludmila Panasetska vio el espejo roto en mil pedazos, miró a su hijo y pensó: Qué mala suerte. Algo va a pasar. Fue un mes antes de Chernóbil. La explosión, aquel viernes a la 1.20 de la noche, arrojó quinientas veces más material radiactivo que la bomba de Hiroshima. Ludmila, sastre de profesión, estaba embarazada de ocho meses. Vivía con su marido, Dimitri, a dos kilómetros de la planta nuclear, cerca de Prípiat. «Sentí un temblor en la casa», recuerda. Dos días después, como otros 116.000 compatriotas suyos, fueron evacuados de la zona. Argentina les abrió las puertas sin condiciones. En esta tierra, de vacas obesas y frutos limpios, se produjo, sin otro tratamiento que respirar aire puro y comer alimentos sin contaminar, el milagro de su recuperación.

Descargar texto completo