viernes, 15 de abril de 2011

Enaiatollah Akbari. «Llegué a Grecia desde Turquía en flotador; a un chico lo tragó el mar»

Enaiatollah Akbari. «Llegué a Grecia desde Turquía en flotador; a un chico lo tragó el mar»

(ABC, 16 de marzo de 2011)

-La vida de Enaiat no es de ficción, sino de resistir y no ceder ante el caos.

-Fabio: Completamente. Todo lo que relatamos en el libro [«En el mar hay cocodrilos»] sucedió de verdad.

-¿Se considera un héroe?

-Enaiat: Absolutamente no. Sé que soy afortunado, pero hay muchas personas que son más héroes, que siguen viviendo en la calle.

-¿Y un símbolo?

-Enaiat: Podría ser el símbolo de no perder la esperanza, de que algún día llegará un futuro mejor, que hay que ganárselo a través de las dificultades.

-¿Con qué edad le sacó su madre de Afganistán?

-Enaiat: Con diez años, para huir de los talibanes.

-¿Los talibanes son peores que los cocodrilos?

-Fabio: Son los cocodrilos que todo lo devoran.

-Con el tiempo entendió los motivos de su madre.

-Enaiat: Una vez en Pakistán, ella decide que saberme en peligro lejos de ella, pero de viaje hacia un futuro diferente, era mejor que saberme en peligro cerca de ella, pero en el fango del miedo siempre.

-¿Cómo describiría el desgarro de la madre al verse obligada a dejar a su hijo en Pakistán?

-Fabio: Le hace un dibujo y allí le escribe su código moral y ético: «Hijo mío, ¡no robes, no times, no mates nunca!»; pero jamás le dijo que le dejaría solo.

-Después de tres años en Irán, Enaiat viaja a Turquía, junto a un grupo de emigrantes ilegales.

-Enaiat: Había quien se quedaba congelado en las montañas, quien moría a manos de los policías de la frontera, quien se ahogaba en el mar. Un día nos encontramos a un grupo de personas sentadas. Estaban sentadas para siempre. Estaban congeladas para siempre. Estaban muertas para siempre.

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