martes, 7 de junio de 2011

I. Ferrer. El frío rostro de la limpieza étnica

(El País, 27de mayo de 2011)

En su segunda vida como fugitivo de la justicia internacional, Estados Unidos llegó a ofrecer cinco millones de dólares (3,5 millones de euros) en 2002 por la pista que llevara hasta su escondite. Una trayectoria tortuosa para el hijo de un líder militar de los serbios de Bosnia, asesinado en 1945. Pero si la vocación de Mladic estaba en cierto modo marcada por el destino paterno, su trágica huella tardará en borrarse de la memoria colectiva de Bosnia-Herzegovina. Allí, las viudas aún no han enterrado a todos sus muertos.

Mladic nació en Bosnia en 1942, en la ciudad de Bozinovici, y se crió en la Yugoslavia del mariscal Tito. A los 20 años entró en la academia militar de Belgrado, donde se graduó con el número uno de su promoción. Licenciado con el grado de segundo teniente, fue el oficial más joven de su época. Dotado para el mando, y muy despierto, en 1989 obtuvo la jefatura del Departamento de Educación del Tercer Distrito Militar, en Skopje, capital de Macedonia. Para 1991, al principio de las guerras de los Balcanes, era ya subcomandante del Ejército yugoslavo. Como tal, comandó las tropas que lucharon contra las fuerzas croatas en la ciudad de Knin. Situada al oeste de Croacia, la mayoría de su población era serbia y fue la capital de la autoproclamada República Serbia de Krajina.

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