domingo, 10 de julio de 2011

Carmen Posadas. Velo, sí; velo, no

(XL Semanal, 15 a 21 de agosto de 2010)

Tengo delante una foto de periódico de una mujer musulmana que vive en Cataluña. Lleva niqab, o velo integral, y posa junto a su marido. A ella no se le ve un centímetro de piel. Él, en cambio, va ataviado con pantalón deportivo, chanclas y camiseta sin mangas. El titular reza: Debido a la prohibición del velo, Fátima ya no podrá salir a la calle. En otra página del mismo periódico hay un artículo de un gran intelectual con el que habitualmente estoy de acuerdo que se muestra favorable a que las mujeres lleven velo integral en los espacios públicos porque «no es el velo lo que conculca su libertad, sino la imposición de prescindir de él, les guste o no». Varias cosas me llaman la atención en estos dos textos. En el primero, el marido de Fátima –que por supuesto habla por ella– explica que su mujer nunca fue al colegio «porque las niñas en su pueblo no deben hacerlo». Explica también que ir tapada es «su decisión para estar más cerca de Dios».

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Este artículo ha obtenido el XIV Premio Nacional de Periodismo Francisco Valdés, que otorga el Ayuntamiento de Don Benito (Badajoz)