lunes, 18 de enero de 2010

Alí vive su sexualidad sin ayatolás


Fernando F. Pérez.
(El País, 17 de diciembre de 2009)


Alí no se llama Alí. Este hombre de 36 años que oculta su nombre y su rostro huyó en diciembre de 2008 de su país, Irán, un estado-cárcel donde ser homosexual constituye un delito castigado con la muerte, de acuerdo con la ley islámica. Dos meses antes de su escapada, Alí tuvo un serio aviso de lo que podría pasarle si permanecía en el país de los ayatolás. "Me detuvieron en una fiesta con amigos y pasé seis días en comisaría. Los policías me pegaban todo el rato", asegura. El pasado lunes este hombre de voz suave y vestimenta elegante se convirtió en la primera persona a la que España concede asilo político por razones de identidad sexual.


En Teherán, Alí trabajaba en una oficina de empleo. En un país cuyo presidente, Mahmud Ahmadineyad, se ufana de que no hay homosexuales, y en el que se retransmiten por televisión ejecuciones de condenados por sodomía, Alí tomaba grandes precauciones para vivir su sexualidad. Un día, en un parque público, conoció a Abdalá (nombre también ficticio). "Nos miramos, nos gustamos y yo le di el teléfono. Primero fuimos amigos y luego nos hicimos pareja", recuerda.