miércoles, 5 de mayo de 2010

Fidel Masreal. Jóvenes de diferentes países explican los motivos por los que llevan hiyab


(El Periódico.com, 25 de abril de 2010)

Se llama Souhi, tiene 27 años y cubre sus cabellos con el hiyab desde los 11. «Me lo puse aunque mis padres no estaban de acuerdo. No es un símbolo de sumisión, cada cual hace lo que quiere, no cubre mi cerebro sino mi aspecto físico. ¿Qué mal hace?». Lleva en Catalunya 12 años. Una vez en clase alguien le dijo que no debería llevar el pañuelo. Los profesores se pusieron de su parte.

Pero más adelante sí se sintió discriminada. «Tras acabar un ciclo formativo en educación infantil, a la hora de hacer prácticas, solo me ofrecían la posibilidad de ir a 2 de los 20 centros donde las hacían y tuvieron que celebrar reuniones de padres con el profesorado y la dirección para decidir si me admitían. Me dijeron que era preferible que no llevara el hiyab. Acabé llevando una gorra y un pañuelo para cubrirme el cuello. Tras una semana de contacto con los alumnos y el centro, todo cambió y enseguida pude hacer todas las prácticas con el pañuelo», relata Souhi. Ahora trata de buscar empleo en guarderías. En las públicas no encuentra plaza y en las privadas le cierran la puerta «con excusas». Tiene muy claro lo que haría si a su hija le pidieran que se quitase el velo en clase: «Haría todo lo necesario e iría a los tribunales si hace falta para reivindicar su derecho a llevarlo».

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