viernes, 21 de mayo de 2010

Manuel Ferrer. La deserción de Clegg

El abandono por parte del otrora “iluminado” Nick Clegg de su defensa de los inmigrantes en situación de irregularidad administrativa resulta indicativo del escaso convencimiento con que políticos de uno u otro signo abordan la defensa de los intereses de las minorías. Basta recordar las promesas del candidato liberal-demócrata, que incluían una amnistía para los inmigrantes que llevaran diez años en el país, acreditaran conocimiento del inglés y tuvieran un historial jurídico impecable.

Por eso suenan a broma aquellas acusaciones de Clegg a conservadores y laboristas, a los que criticaba por no haber hecho nada para controlar la inmigración en los últimos cincuenta años y negaba fuerza moral para dedicarse a deportar a gente que “forma parte del tejido oculto de nuestra economía, lleva doce años aquí, hablan inglés y están dispuestos a contribuir con sus impuestos”.