domingo, 20 de marzo de 2011

Hermann Tertsch. Multiculturalismos

(ABC, 18 de febrero de 2011)

El primero de los actuales gobernantes europeos en reconocer públicamente el desatino y el desastre fue ella, Angela Merkel. Y se le echaron de inmediato encima todos los basiliscos de la «bienpensancia», los irredentos glosadores del «buen salvaje» y los defensores de la tolerancia hacia todo menos lo propio. «Un giro a la derecha», «vuelve el mensaje ultraderechista» o «retorno al supremacismo» fueron algunas de las perlas retóricas que recibieron con escándalo la declaración de quiebra del modelo del multiculturalismo hecha por la canciller alemana. Todos los sumos sacerdotes del relativismo cultural y moral clamaron contra el supuesto retroceso que supondría declarar en quiebra ese modelo, según ellos incuestionable, que viene a proclamar que toda idea, toda religión, toda forma de vida, toda costumbre y cultura son iguales de valiosas y defendibles y por tanto equiparables. La evidencia de que hay ideas mejores que otras, costumbres mejores y peores —y algunas claramente nocivas o peligrosas— y culturas incompatibles con nuestras libertades, ha sido reprimida implacablemente por una corrección política que ahora toca desmantelar.

Descargar texto completo