lunes, 14 de marzo de 2011

Manuela A. Gato. Escenas cotidianas del Parlamento Europeo

Está fuera de duda que los 12.000 euros mensuales que nos cuesta cada eurodiputado son ganados a pulso con el sudor de sus frentes bienpensantes.

Tal vez nada ilustra mejor la explosiva combinación de mansedumbre ciudadana y de prepotente caradura e imbecilidad oficial que el silencio de la gente ante desvergüenzas de este calibre.

¿Hay quien dé más?