(ABC, 16 de agosto de 2011)
El fútbol es un limbo con sus propias normas. Lo asumimos. Pero, ¿debe ser así? ¿Es lógico que las leyes contables y fiscales que nos obligan a todos se apliquen de manera laxa ante las sociedades deportivas? ¿Es normal que España, donde hay problemas para pagar los fármacos, donde se han recortado las nóminas a funcionarios y jubilados –y lo que vendrá-, siga contemplando risueña el obsceno carrusel de los fichajes?
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