(ABC Empresa, 19 de febrero de 2012)
Verano de 2004. Acuciado por las preguntas, un alto cargo del Banco Mundial termina por sincerarse: «seamos realistas —reconoce bajo el amparo que otorga el anonimato—. Si de cada préstamo que otorgamos, calculamos un 30% de pérdidas por corrupción, estamos hablando de que al menos un 70% se invierte en desarrollo». La anécdota, relatada por el politólogo Jeffrey Winters, no es casual. Pese a lo escandaloso del argumento, lo cierto es que el Banco Mundial siempre fue demasiado optimista con respecto a la moralidad de sus socios (o simplemente se conformó con mirar hacia otro lado).
Eso sí, a día de hoy, recoge sus frutos. Como asegura a Empresa Léonce Ndikumana —profesor de Económicas en la Universidad de Massachusetts y ex director de investigación del Banco Africano de Desarrollo—, la fuga de capitales en el África Subsahariana durante el periodo 1970-2008 ascendió a 770.000 millones de dólares —teniendo en cuenta la inflación actual—. Cantidad que representa cerca del 80% del PIB de la región.