El presidente Barack Obama dice que respalda una reforma al sistema inmigratorio de Estados Unidos y anunció el mes de agosto de 2011 una iniciativa para suavizar las políticas de deportación, pero ha enviado fuera del país a más de un millón de inmigrantes ilegales en casi tres años.
A ese ritmo, deportará a más personas en un único mandato que la cantidad que George W. Bush expulsó en dos. El gobierno de Obama había deportado a cerca de 1,06 millones de personas hasta el 12 de septiembre, frente a los 1,57 millones de personas que deportó Bush en ocho años como presidente.
Esta aparente contradicción entre la retórica y la realidad es un elemento clave del debate sobre la política inmigratoria de Estados Unidos, y hay mucho en juego para la elección presidencial del 2012, ya que Obama enfrenta críticas tanto de conservadores como de liberales.