(ABC, 18 de febrero de 2012)
París
está convirtiéndose en la tercera o cuarta ciudad de la diáspora china, tras
San Francisco, Nueva York y Londres: y esa «conquista», pacífica, tienes luces
y sombras espectaculares, siempre; inquietantes, en ocasiones.
Capitales
chinos controlan ya cuatro de los grandes hoteles/palacios del lujo parisino.
El antiguo hotel Majestic, donde residió Azorín, en el antiguo solar del mucho
más antiguo Palacio de Castilla, residencia de Isabel II, en el destierro,
volverá a abrir sus puestas, convertido en un hotel de lujo, con capitales de
Hong-Kong. El Estado francés comenzó vendiendo el edificio a un grupo qatarí,
que pronto se entendió con un grupo asiático. En las calles y avenidas
emblemáticas del lujo parisino, Saint-Honoré, Montaigne, los capitales chinos
controlan discretamente otros hoteles. Y el primer grupo bancario chino, ICBC,
se instaló discretamente en París para «organizar» las inversiones chinas,
creando un club con muchos intereses: filiales industriales, comercios, cadenas
de textil, restauración, lujo...