Hoy destacaremos la modestia de los ingresos económicos de Felipe, con los que a duras penas logra cubrir sus gastos mensuales. Ojo al parche:
Como expresidente del Gobierno español (del que salió por la puerta de atrás) percibe una cantidad anual de unos 80.000 euros para atender sus gastos más perentorios: una simbólica asignación para “gastos de oficina y alquiler, de ninguna manera una pensión”, en palabras del propio Felipe.
Cobra, además, 126.500 euros al año, por su condición de consejero de Gas Natural (11.500 euros por cada reunión a la que asiste).
Los ingresos de sus conferencias, canalizados por su empresa Ialcon Consultoría, le reportan otros 300.000 euros anuales. Se entiende, pues, que no vayan del todo mal las cosas a esa entrañable sociedad familiar, que declaró un nada despreciable patrimonio neto de 2,38 millones de euros, y que facturó en 2010 un total de 427.706,88 euros.
Felipe González es el espejo en que se miran los obreros socialistas españoles: un modelo de sobriedad, de desprendimiento de los bienes terrenales, de rechazo del vil sistema capitalista. Gracias, Felipe, por marcarnos el camino.