martes, 17 de abril de 2012

Manuel Ferrer Muñoz. Una vida modesta al servicio del proletariado

Felipe González pasa por ser el oráculo de Delfos del socialismo español contemporáneo, el Pablo Iglesias del siglo XXI. La verdad, sin embargo, es que –dicen algunos malintencionados- poco queda en él que lo identifique con los fundamentos programáticos del Partido Socialista Obrero Español, tal y como salió de las manos de sus fundadores.

Hoy destacaremos la modestia de los ingresos económicos de Felipe, con los que a duras penas logra cubrir sus gastos mensuales. Ojo al parche:

Como expresidente del Gobierno español (del que salió por la puerta de atrás) percibe una cantidad anual de unos 80.000 euros para atender sus gastos más perentorios: una simbólica asignación para “gastos de oficina y alquiler, de ninguna manera una pensión”, en palabras del propio Felipe.

Cobra, además, 126.500 euros al año, por su condición de consejero de Gas Natural (11.500 euros por cada reunión a la que asiste).

Los ingresos de sus conferencias, canalizados por su empresa Ialcon Consultoría, le reportan otros 300.000 euros anuales. Se entiende, pues, que no vayan del todo mal las cosas a esa entrañable sociedad familiar, que declaró un nada despreciable patrimonio neto de 2,38 millones de euros, y que facturó en 2010 un total de 427.706,88 euros.

Felipe González es el espejo en que se miran los obreros socialistas españoles: un modelo de sobriedad, de desprendimiento de los bienes terrenales, de rechazo del vil sistema capitalista. Gracias, Felipe, por marcarnos el camino.