Como no podía ser de otro modo, las medidas anunciadas hace unas semanas por el ministro de Educación van a modificar de forma sustancial, a medio y largo plazo, el sistema de enseñanza español. Y digo que no podía ser de otro modo, porque así estaba previsto en el programa electoral del Partido Popular —y los programas están, entre otras cosas, para cumplirse— y porque la situación, al cabo, es la que es.
Juzguen, si no: según los datos de la agencia Eurostat correspondientes a 2010, el 28,4% de los jóvenes españoles con una edad comprendida entre los 18 y los 24 años ha abandonado la enseñanza y la formación prematuramente —o sea, sin haber logrado ningún título de enseñanza secundaria superior—, lo que significa algo más del doble de la media de la UE (14,1%).