Con esto no hacía sino sacar a la luz una verdad soterrada: la solidaridad con los países africanos empobrecidos no es sino un sentimiento noble que solo en tiempos de bonanza económica inspira acciones orientadas a la cooperación; cuando hay que apretarse el cinturón, se prescinde de ese gesto de bonhomía sin más reflexión sobre las dramáticas consecuencias que comporta la suspensión abrupta de las ayudas.
Poco importa, a fin de cuentas, que hasta 2013 mantenga su vigencia el Plan Director de la Cooperación Canaria para el Desarrollo que arrancó en 2010: los planes, ya se sabe, son poco más que simples declaraciones de buenas intenciones.
Lo gracioso del caso es que sí queda dinero para las Entidades Canarias en el Exterior: 133.376 euros, según el Boletín Oficial de Canarias.
Ya se sabe: las varas de medir varían según y cómo.