sábado, 14 de enero de 2012

Educación. Sunwoong Kim, Profesor de la Universidad de Milwaukee. Corea del Sur

(XL Semanal, 4 al 10 de diciembre de 2011)

Las familias coreanas, descontentas con la escuela pública, gastan 400 euros al mes en academias privadas para que sus hijos entren en una buena universidad.

Corea del Sur era un páramo en los años cincuenta: primero, víctima del imperialismo japonés y, luego, de una guerra ideológica que fracturó el país. La educación se convirtió en la gran palanca que impulsó la economía, entonces comparable a la de Afganistán, y la situó en el G-20. Destacar es una obsesión, muchas veces angustiosa, que contagian los padres a los hijos. La competencia por ser admitido en las mejores universidades es encarnizada. Las claves: disciplina, sobreesfuerzo y respeto a la figura casi mítica del profesor. «No debes pisar siquiera la sombra del maestro», dice un refrán coreano.

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